Todo el mundo se lo pregunta y nadie acierta con una respuesta o solución perfecta, porque no la hay. No hay una única respuesta, creo. Pero propongo unas cuantas basadas en mi propia experiencia, en lo que vengo observando estos meses que sucedieron al confinamiento. Ninguna de ellas es definitiva y tienen un alcance bastante limitado si se consideran una a una. Pero si se juntan -y la realidad las ha juntado, porque se dan todas a la vez en el tiempo- entonces la cosa cambia y, razonablemente, adquieren una gran dimensión y poder explicativo. Voy a enumerarlas.
1) La distancia de seguridad de un metro y medio no se cumple siempre.- Veo muy frecuentemente que no se cumple, por ejemplo, cuando la gente camina por las calles o se sienta en una terraza. Creo, además, que hay mucha gente que no tiene ni idea de lo que es un metro y medio, y al igual que poca gente respeta el "en carretera el peatón debe circular por la izquierda" -porque lo han olvidado o nunca se lo han enseñando-, tampoco debe haberse enseñando bien lo que es un metro (en este caso, un metro y medio).
2) No todo el mundo usa la mascarilla ni lo hace correctamente.- También lo veo. Hay personas -pocas, puede ser- que no se la ponen; o se la ponen mal, sin taparse la nariz; o la llevan por la barbilla. Todos hemos visto cosas así. Esto se da. También hay otro aspecto que no se controla del todo y es el tiempo o las veces que se usa una misma mascarilla. No todo el mundo las cambia cuando toca, sino que prolongan su uso más allá del tiempo para el que están pensadas.
3) ¿De verdad creen que la gente se lava las manos siempre?.- Yo he visto entrar a personas en la farmacia o en el supermercado sin pasar antes por el dispensador de gel. No debo dudar, pues, que tampoco se lavarán las manos al llegar a su casa.
4) El ocio nocturno.- Como es un elemento muy traído y llevado no insisto más en él y basta con quedar incluido en este listado. Es un factor diferencial, al parecer, con otros países.
5) El personal se quita la mascarilla cuando ve a otros para saludarse y besarse.- Esto lo he visto entre las pandillas de adolescentes. Quizá sus padres piensen que sus hijos, que salen de sus casas para pasearse y ver a otros adolescentes, no se quitarán la mascarilla. Lo hacen. Yo lo he visto. Cuando se encuentran, se besan, como han hecho siempre.
6) El personal de las mesas en las terrazas y bares ni mantiene la distancia ni permanece con la mascarilla.- Como es un engorro beber o comer con la mascarilla, generalmente, las personas se la quitan; y como no guardan el metro y medio entre ellos -insisto en que no saben lo que es un metro y medio-, pues ya tenemos el lío montado. Esto se ve en la mayoría de las terrazas de los bares. Fíjense bien en lo que se ve por televisión todos los días o cuando salgan a la calle.
7) Los transportes públicos.- Es otro factor clave y vean cómo se va en el metro. Es noticia en televisión y los políticos la minimizan.
8) Las reuniones familiares o de amigos.- Aquí la relajación alcanza un gran nivel. Cuanto más grandes son estas reuniones y más duran, más aumenta el riesgo. Pero la gente se sigue reuniendo en grupos que sobrepasan lo recomendado.
9) Las fiestas de familiares y amigos.- No solo la gente se reúne como en el punto anterior, sino que además, hay quienes siguen celebrando cumpleaños u otras celebraciones con reuniones de grupos grandes. He escuchado parcialmente conversaciones sobre estos eventos en las que una madre decía "...y no le voy a quitar la ilusión al angelito...". El angelito debía ser su hijo y, la ilusión, el encuentro con los otros.
10) ¿Las normas de control en los aeropuertos son las mismas que en el resto de los países menos contaminados?.- Como no conozco la respuesta exacta, lo dejo apuntado. Algunos políticos se han quejado de esto, pero otros no lo ven así. Queda apuntado y queda por comprobar hasta qué punto el control que se ejerce es el mismo en todos los países. Si el control es menos exigente en España que en otros, entonces es razonable pensar que alguna incidencia debe estar produciéndose, y no se detectará porque la falta de control lo impedirá.
11) La vuelta al cole.- Una vez que se ha autorizado la vuelta al cole, habrá que esperar a las próximas semanas. Pero yo ya he visto, al pasear a la hora del recreo junto a dos colegios, desde la valla exterior, cómo los chicos y chicas juegan, se tocan, se persiguen y se empujan entre sí. Como han hecho siempre. También lo han visto sus profesores vigilantes, que asisten, entre agotados y miedosos, a las mismas escenas.
12) Han dejado de emitirse anuncios y mensajes televisados de carácter educativo y preventivo sobre el coronavirus.- Recuerdo que durante el confinamiento eran comunes y, tal vez, muy seguidos por la población. Hace dos días me ha llegado por WhatsApp una iniciativa en la ciudad de Ceuta, muy centrada en la juventud. Echo de menos este tipo de anuncios en las distintas cadenas de televisión y emisoras de radio, y no me explico cómo es que aún no hay una campaña para recordar todos los aspectos a tener en cuenta.
13) Mucho personal sigue hablando a voz en grito.- Aunque se nos haya insistido en este aspecto, sigue habiendo personas que hablan en voz muy alta al dirigirse al otro o a los otros. No hay manera.
14) Los políticos han dejado de ser creíbles y no parecen seguir los consejos de los científicos.- Factor apuntado que desmoraliza al ciudadano y lo confunde. Alguno habrá que se haya hartado de la mascarilla, la distancia y la restricción.
15) Los negacionistas.- Si no se les combate firmemente, pronto encontraremos más y más militantes en estas filas. Y más muertos, claro.
Puede haber factores que se me escapen y no haya mencionado. También puede que haya alguna otra misteriosa gran explicación hispánica que aún desconocemos. Pero, mientras tanto... ¿No son suficientes todos los anteriores si los juntamos? Pues eso.